Calidad y análisis del agua para consumo animal

El análisis del agua destinada al consumo animal es un importante factor de seguridad en las explotaciones ganaderas y de otra naturaleza. El agua incide en los ciclos biológicos de los animales y puede desencadenar enfermedades. Por ello, muchos aspectos del agua son objeto de riguroso control.


La presencia de bacterias coliformes y de Escherichia coli es indicativo de contaminación fecal del agua


Requisitos del agua

Los análisis de este elemento nos brindan información fundamental relacionada con varios aspectos. Por ello, es necesario hacerlos periódicamente y en laboratorios especializados.

Uno de ellos es el contenido de bacterias. Según la legislación vigente, debe haber ausencia de Escherichia coli y de bacterias coliformes, además de enterococos y clostridios (incluyendo sus esporas). La presencia de estas bacterias indica la contaminación fecal del agua, la cual proveniente del tracto digestivo del hombre o de los animales.

Otro aspecto importante es el contenido de minerales como aluminio, hierro, cloro y manganeso, a fin de que no sobrepasen los valores aceptados. La tercera condición es que carezca de contenidos orgánicos y que sus propiedades físico-químicas como color, turbidez, pH, dureza y oxidabilidad sean aceptables.


La filtración, el control del pH y la descalcificación son técnicas que se usan para tratar las aguas


¿Cómo evitar la contaminación?

El agua para consumo animal puede estar contaminada, tanto en su ubicación subterránea como superficial, por una serie de sustancias. Estas provienen de vertidos urbanos e industriales, accidentes, basuras y desechos, sedimentos de múltiples orígenes y materia orgánica en descomposición.

Para evitar la contaminación, debe asegurarse que el agua no ha tenido contacto con grasas y aceites, hidrocarburos y combustibles, plaguicidas, plásticos, solventes, materia orgánica, fenoles o detergentes.


Sustancias como detergentes, hidrocarburos, plaguicidas, fenoles y solventes contaminan las aguas


Tratamiento

Para el tratamiento de las aguas se utilizan una serie de técnicas destinadas a controlar los parámetros físico-químicos y microbiológicos. Entre ellas, destacan las siguientes.

Floculación

Mediante sustancias que tienen efecto coagulante, se produce la precipitación de los sólidos suspendidos en el agua.

Descalcificación

Para este proceso se utilizan resinas que disminuyen el contenido de calcio y magnesio.

Ósmosis inversa

Es un método para retener sales en el que el agua pasa a través de una membrana hacia una disolución concentrada.

Control del pH

Este proceso, basado en el uso de ácidos, es importante para lograr la desinfección en una fase posterior.

Filtración

Esta técnica utiliza membranas que, gracias a estar dotadas de poros del tamaño adecuado, pueden retener las partículas.

Desinfección

Otro proceso indispensable es la desinfección del agua, el cual se lleva a cabo añadiendo ciertas sustancias. Estas están catalogadas como desinfectantes para utilizar en el agua destinada a consumo humano y animal, definidas en el artículo 5 de la Orden SSI/304/2013. Algunas de ellas son dióxido de cloro, hipoclorito de sodio, hipoclorito de calcio, dióxido de azufre y peróxido de hidrógeno.

En conclusión, el control de los parámetros físico-químicos y microbiológicos mediante el análisis del agua es una garantía para la sanidad de los animales y de los alimentos derivados, además de lograr una alta productividad.

Ir al contenido