Un estricto control de calidad de piensos garantiza el estado óptimo de estos alimentos. La alimentación animal debe tomarse tan en serio como la de los propios seres humanos, ya que, al fin y al cabo, un control deficiente acabará pasando factura a los consumidores. A este fin, la Unión Europea equipara la seguridad alimentaria animal con la humana.
¿Qué controles de calidad se realizan en los piensos?
Los análisis llevados a cabo para controlar la calidad de los piensos se realizan de manera obligatoria. El objetivo es mejorar los estándares de la nutrición animal, la cual tendrá un impacto directo en la propia alimentación humana.
Los controles que se realizan son de diferente tipo. Entre ellos se pueden destacar los siguientes:
– Control de seguridad: estos sirven para impedir que todos aquellos piensos que no cumplan con la normativa vigente sean comercializados.
– Trazabilidad: son un tipo de controles que garantizan poder rastrear el origen del producto en toda la cadena de producción. Estos deben poder seguirse desde la fabricación hasta el consumo del mismo.
– Presentación: estos controles se centran en el etiquetado que portan los piensos. Deben revisar que se ofrezca la información precisa de los componentes del pienso y que el etiquetado se realice de manera clara para el consumidor.
– Responsabilidad: la Unión Europea garantizará que los operadores del sector han cumplido y cumplen con los requisitos pertinentes para la comercialización de los productos.
Además de estos, existe una amplia variedad de análisis que se aplican en los diferentes controles. Estos buscan verificar el buen estado del pienso y que sea apto para consumo animal.
El control de calidad de piensos garantiza de diferentes maneras que estos alimentos sean óptimos para el consumo animal, que no tendrán efectos secundarios y que no afectarán, a posteriori, a los seres humanos que consuman los productos que se obtendrán del animal.